La celebración en
Madrid de la Cumbre del Clima (COP25) ha servido, entre otras cosas,
para poner de manifiesto la apuesta de la sociedad española por un futuro
sostenible. Pero también para reivindicar el papel que el sector agrario tiene
como guardián del medio ambiente. En este sentido, el olivar es un magnífico
ejemplo de cómo todo un sector trabaja para luchar por un futuro más verde.
De hecho, el árbol
milenario tuvo un lugar destacado en la jornada “Cambio climático y
biodiversidad. Hacia una revolución del sistema alimentario”, organizada en
el marco de esta cumbre por el Ministerio para la Transición Ecológica y la
revista Ethic el pasado 5 de diciembre. En una mesa en la que participaron
Sofía Menéndez, periodista ambiental y científica; Alberto Alfonso Pordomingo,
cofundador de Apadrinaunolivo.org;
Tere Adell, gerente de la Mancomunidad Taula del Sénia; y José Eugenio
Gutiérrez, director del proyecto Olivares
Vivos de SEO/Birdlife, se subrayó la importancia que adquiere el olivo en
el mantenimiento del paisaje y el freno que supone a la erosión, así como la
valorización que merece el aceite que de él se obtiene.
Y es que los
científicos han establecido que este cultivo, lejos de contribuir al cambio
climático, ayuda a retirar una ingente cantidad de gases de efecto invernadero,
según ha destacado Aceites de Oliva de España, marca promocional
de la Interprofesional del
Aceite de Oliva Español.
Así, el Consejo Oleícola Internacional
(COI) desveló en la Cumbre del Clima de Marrakech que el ciclo de vida de
un litro de aceite de oliva, desde que se produce hasta que se consume, genera
una media de 1,5 kilos de CO2. Pero al mismo tiempo, el olivar es
capaz de llegar a fijar hasta 11,5 kilos de CO2 por cada kilo de
aceite producido, generando un balance positivo de fijación de 10 kilos de
gases de efecto invernadero.
Además, el COI
recordó también que la fijación de carbono redunda en la capacidad del terreno
de almacenar agua, por lo que ayuda a combatir la desertificación que amenaza a
amplias zonas del Mediterráneo. Más si cabe en España, que atesora más de 2,5
millones de hectáreas de olivar de los 5,5 millones de hectáreas existentes en
la Unión Europea.
El proyecto LIFE
Olivares Vivos
Por otro lado, el
olivar es uno de los ecosistemas más ricos que existen en España, tal y como ha
puesto de manifiesto el proyecto LIFE Olivares Vivos, una iniciativa coordinada
por SEO/Birdlife que cuenta con la colaboración de la Interprofesional del
Aceite de Oliva Español, entre otras instituciones.
Tras evaluar la
biodiversidad de una serie de olivares, se han catalogado 165 especies de aves,
una cuarta parte de las documentadas en la Península. Algo similar ocurre con
los invertebrados, con 58 especies de hormigas y 119 insectos polinizadores.
Asimismo, se han localizado 549 especies herbáceos y 137 de leñosas. Partiendo
de esa realidad, este proyecto está desarrollando estrategias que se puedan
aplicar de forma sencilla a todo el olivar español para garantizar una óptima
biodiversidad.
El valor del olivar
como paisaje único
Según la
Interprofesional, además del valor socioeconómico, el olivar español aporta un
valor cultural y paisajístico. A través de casi tres milenios, el olivo ha
colonizado amplias zonas de nuestro país, creando el mayor bosque humanizado
del planeta. Un bosque que en cada zona ha tomado formas únicas: desde los
olivos plantados a las orillas del Mediterráneo, a los mares de olivos de Jaén
y Córdoba, sin olvidar los bosques de árboles milenarios de las sierras de
Málaga. Un patrimonio que iniciativas como la Candidatura a Patrimonio Mundial
de los Paisajes del Olivo en Andalucía tratan de poner en valor en todo el
mundo.
Fuente: Mercacei